Con 1.5 millones de seguidores en Instagram y miles de miles de miles de suscriptores en Spotify, el podcast de Lety Sahagún y Ashley Frangie es, sin lugar a duda, una creación excepcional.
Según su descripción en Spotify, el podcast “nace de la infinita necesidad de cuestionarnos todo, todo lo que está a nuestro alrededor.” Con este enfoque, las chicas han publicado 289 episodios a la fecha* en donde hablan sobre temas que nos ayudan a vivir “más intensamente sin dejar de crecer.”
Desde cómo calmar tu ansiedad hasta entrevistas con Isabel Allende (sí, LA Isabel Allende), me atrevo a decir que gran parte de su éxito es la manera tan humana y transparente en la que conversan sobre lo que nos hace sentir. Como fanática del podcast, puedo asegurar de que me siento parte de la conversación cuando las escucho porque es justo eso: una conversación. Los temas tabúes, delicados, controversiales o difíciles se convierten en una plática entre amigas y es por eso que hasta sientes que puedes opinar mientras las escuchas hablar.
No es un podcast que aparente estar estructurado durante las grabaciones pero es evidente que cada quien está altamente preparada al momento de conversar. Esta falta de pausas o de temas es lo que se siente cuando estás teniendo una conversación de tú a tú con tu buena amiga, y Lety y Ashley lo logran transmitir en cada grabación.
Tengo que confesar que la primera vez que lo escuché fue en el 2020 y no me gustó para nada. Me molestaba el hablado fresa y sentía que las temáticas perdían valor por la forma tan casual en la que se discutían. Es más, me pareció cursi.
Por suerte, tengo una amiga cercana que es fanática a muerte del podcast e insistió en compartirme episodios nuevos de vez en cuando. No fue hasta el 2022 que decidí darle un chance de nuevo y caí de espaldas con lo mucho que había evolucionado. Pero más importante, lo mucho que habían evolucionado las presentadoras en su capacidad de contar historias.
La entonación era distinta, las preguntas eran mejores, la dinámica era una mesa de ping pong y yo era la pelota. Me enganché.
Así como te enganchas con una serie o con un libro, sin darme cuenta estaba totalmente enganchada con Se Regalan Dudas y entendí que lo que me fascina del podcast es su honestidad brutal.
Cuando una conversación es honesta, se nota en la emoción, se nota en el orden en el que cuentas los sucesos y se nota en las conclusiones. Se nota en su capacidad de crear una conexión con la persona que la está escuchando, leyendo o viendo. Y eso mismo es lo que logra este podcast.
Las anfitrionas se sienten con la libertad de opinar, de estar de acuerdo o en desacuerdo e incluso para cuestionar afirmaciones de sus participantes. En otras palabras, logran crear un espacio en donde cualquier persona se siente con la libertad de cuestionar; eso, eso vale oro.
A diferencia de una película o de un libro, lo que me gusta del formato de podcast es que se me graban ciertas frases en la cabeza tal vez con más facilidad. Por ejemplo, hace poco escuché el episodio 283 en donde entrevistaron a Isabel Allende sobre su último libro, Violeta, e Isabel cuenta cómo su mamá “era una mujer extraordinaria que no pudo vivir una vida extraordinaria porque no era independiente económicamente.” Por su puesto que hasta se me erizó la piel cuando lo escuché y al día de hoy no logro sacarme de la cabeza esa frase.
Que no me pueda sacar de la cabeza la frase significa también que la historia está muy bien contada. Todo el preámbulo de las preguntas por parte de las anfitrionas le abren las puertas a los entrevistados a hablar sobre sus experiencias con la emoción y la transparencia con la que las han vivido. Ese acercamiento tan personal hace que las historias cobren vida y podamos identificarnos con la persona detrás de los audífonos.
Creo que el impacto que tiene Se Regalan Dudas es una combinación de temas relevantes, buenas preguntas y sobre todo, un storytelling que entretiene.
Y como sabes que aquí solo te hablo de historias, me vi obligada a escribir una nota sobre un ejemplo de storytelling que funciona y funciona muy bien.
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