Como toda buena historia, How the Grinch Stole Christmas es una transformación que nos lleva de punto A a punto B.
Nos encantan esas transformaciones.
Con el Grinch, hay varios elementos de su storytelling que se me han grabado en la cabeza desde que la vi por primera vez en el 2000 (sí, ¡2000!). Para empezar, Dr. Seuss supo plasmar la mente de un niño en texto y, por lo tanto, en la película.
La mente de un niño ve todo más grande, más mágico y más caótico. Todo se siente un poco más fuerte y los comportamientos de los adultos son incomprensibles a pesar de explicaciones lógicas.
De ahí sale la premisa que “nadie sabe por qué el Grinch odia la Navidad”, porque es la mente de un niño hablando y refiriéndose a esas actitudes de “adultos” que no entienden.
Pero, aunque los adultos veamos la película, también caemos en esa falta de comprensión como si regresáramos a tener 4-8 años.
Además, para agregarle sal y pimienta al asunto del Grinch, el personaje trata de hacer algo con su odio: acabar con la Navidad. Y por ser una fiesta llena de ilusión, es un nudo perfecto esperando desenvolverse con un final feliz.
La transformación.
A grandes rasgos, ese “journey” de transformación es un clásico que se ve en obras de teatro y en libros desde hace cientos de años. Pero algo que me encanta de forma puntual del Grinch son los detalles.
El diálogo está hecho para que los adultos nos riamos porque son bromas que jamás van a entender los niños. O esa escena en donde lo convencen de bajar al pueblo a la celebración y casi no va porque no sabía qué ponerse. El Grinch, preocupado por su ropa.
La entrega de las bromas con la seriedad que le da el Grinch es el último factor que me hace regresar año tras año a volver a reírme y ver la película desde el primero de diciembre.
Este año, como ya viene la época más intensa de ventas, podemos aprender algo del Grinch para que las historias de marca conecten más con su audiencia:
La transformación es poderosa: ¿cómo lleva una marca a su cliente de punto A a punto B para mejor?
El sarcasmo y la ironía: ¿será que la marca ya es ingeniosa con sus clientes?
Final feliz: ¿cómo demuestra una marca que los altibajos son esenciales para un final feliz?
Para quienes necesitan refrescar la mente con el Grinch, recuerden que es una historia sobre los efectos del espíritu navideño. Que, sin importar qué tan pequeño y frío sea el corazón de alguien, la Navidad puede llegar hasta a esas personas y transformarlas para bien.
También que todos hemos sido el Grinch en algún momento de nuestras vidas; por eso es un clásico.
Eso es todo por hoy, nos vemos la próxima semana en tu buzón de entrada a las 7am hora GT.
Excelente!!!
Me encantó!