La historia del YOLO (you only live once) siempre está de moda en la universidad. Me acuerdo de pensarlo (o decirlo en recio en alguna ocasión, insoportable) antes de salir a esa fiesta que de plano no tenía que ir o cuando decidíamos ir en una “aventura” a otra ciudad.
You only live once.
Y aunque sí tomé malas decisiones, como cualquier universitario, nunca fueron terribles porque al final del día crecí con una mentalidad catastrófica cortesía de la vida en un país en desarrollo. Pero me desvío del tema.
La historia del yolo me la creí a medias. Es decir, sí aplicaba para “tonterías” como ir o no a una fiesta o ir a visitar a alguna amiga en otra ciudad pero siempre en un contexto (semi) decente y seguro.
Con el tiempo, el yolo se convirtió en un concepto risible. Conforme me acerco a los 30 (a días, literalmente), me parece más increíble el poco sentido que tiene la noción de solo vivir en el presente. Toda la moda de vivir el momento porque “es lo único que tenemos” suena muy romántico, no voy a mentir, pero no es real.
El gran problema que tengo con con “vivir en el momento” es que cuando se vive con ese enfoque se vive a través de los impulsos y no a través de ideas premeditadas o más conscientes. Entiendo de dónde surge el movimiento porque nadie quiere quedarse atrapado en el pasado y preocuparse de forma excesiva por el futuro.
Pero la historia de vida es un poco más compleja; no hay tales de “solo” enfocarse en el pasado o “solo” enfocarse en el presente y así con el futuro. La realidad es que recordar el pasado es importante para aprender lecciones, entender las circunstancias del presente y evaluar lo que funciona y lo que no para tomar mejores decisiones en el futuro.
Vivir en el presente también funciona porque cada experiencia nos marca de alguna u otra manera y lo que acumulamos día a día es lo que va convirtiéndonos en lo que somos.
Pero si no pensamos en el futuro, no pensamos en “the bigger picture” y bueno, tampoco pensamos en nosotros mismos.
Así que la historia no es tan blanco y negro y no es tan “solo vivir en el presente y nada más”. Sería ideal tener una campaña igual de romántica con bumper stickers (los que se acuerden…) de frases que nos motiven a pensar en el yo de hoy y el yo de mañana para paz mental hoy y a futuro.
Mi abuelo tenía varios dichos sobre los jóvenes, en especial con respecto a política, pero en general todos seguían más o menos la misma idea: siempre, siempre hay que pensar en mañana.
Aunque sea tentador solo pensar en hoy.
Y como aquí hablamos de storytelling, hace poco pensé en estos “dichos” de mi abuelo y lo que mejor recuerdo es que, después de darme una gran explicación como la que di sobre la historia de yolo, terminaba con “pero igual no sé nada, tu”.
¿La realidad? Sabía mucho, así que decidí hacerle caso a todas las “lecciones escondidas” de sus historias y hoy tengo la suerte de compartir una aquí.
Eso es todo por hoy, nos vemos el próximo miércoles a las 7am hora GT.