Aprendí a tomar café negro cuando era niña porque mi mamá invariablemente dejaba 3/4 de su taza en la mesa. En cuanto se volteaba, yo aprovechaba a darle un sorbo a su café frío y amargo.
Esos sorbos de café siempre estaban fríos y con una amargura ácida que no se siente cuando el café está caliente. No entendía cómo se podía tomar una taza entera de amargura, pero como la veía haciéndolo todos los días, me convencí que tenía que ser una delicia.
25 años más tarde, entiendo dos cosas fundamentales de esa introducción que tuve al café:
El café de las mamás siempre se enfría
El café es una obligación divina de todos los días. Y digo divina porque sin él, nada tiene sentido.
Pero, ¿qué tiene que ver esta historia con el storytelling? En breve: todo.
Desde niña, yo misma diseñé esta historia en mi cabeza en donde me convencí que el café tenía que tener un lugar especial en mi rutina diaria porque así lo hacía mi mamá. Empecé a tomar café por inercia y porque era lo que veía “que se hacía” sin tomarme el tiempo de preguntar de dónde salió la necesidad o el gusto por el cafecito mañanero.
El otro día escuché la historia de una familia que tenía por tradición hornear solo la pechuga de pavo en Acción de Gracias porque “así siempre se hacía en la familia.” Hasta que el año pasado a alguien se le ocurrió preguntar por qué no cocinaban el pavo completo. Luego de indagar con los abuelos, se enteraron que hacía unas cuantas generaciones, el horno que tenían era muy pequeño para el pavo completo, entonces lo cortaron en pedazos y lo cocinaron así para que cupiera.
No era una tradición, pero ya las nuevas generaciones tenían en mente una historia sobre el pavo “diferente” de su casa.
Estos dos ejemplos reflejan el impacto que tiene el storytelling en la vida personal. Sin darnos cuenta, todos los días vamos formando historias en nuestra cabeza que van dictando la manera en la que actuamos, pensamos y hablamos.
Por eso tiene tanto poder la narrativa que contamos, porque tiene la capacidad de modificar la forma en la que pensamos por completo.
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