Aprendí de libros antes de saber leer. Cuando era niña, mi papá nos leía en las noches y hasta puedo decir que los primeros tres libros (tal vez dos y medio) de Harry Potter los escuché narrados por él.
El nivel de paciencia…
No es primera vez que hablo de la lectura en mi infancia en este espacio, pero en honor al Día del Libro que se celebra hoy, quería regresar a hablar sobre el caso de la lectura.
Sabemos (la mayoría, al menos) que leer trae muchísimos beneficios. Sin embargo, es fácil caer en las series de tele o el scrolling incesante antes de dormir.
Culpable, su señoría.
Pero, ¿por qué es importante la lectura desde tan temprana edad?
Aprendemos a hablar mejor: ¿se imaginan lo que leerá Taylor Swift para decir “Spiderboy, king of thieves, weave your little web of opacity”? Seguro un montón. Leer ayuda a desarrollar el vocabulario para que sepamos cómo ponerle nombre a lo que pensamos y sentimos. Entre más palabras en nuestro repertorio, más fácil entender qué es lo que nos está pasando.
Afinamos la consciencia emocional: las historias nos dan opciones sobre cómo reaccionar frente situaciones difíciles o a entender perspectivas distintas a las nuestras. Clave, si me preguntan, en este mundo en donde bloqueamos opiniones diferentes a las nuestras en redes sociales, por ejemplo.
Conexión: ah, el concepto de moda. Pero sí, si leemos papá/mamá e hij@, fortalecemos el vínculo que tenemos mutuamente porque se vuelve una actividad que se hace en conjunto. Gana-gana, por eso está de moda.
Estas ventajas de la lectura no solo son para niños. Hace unos días empecé a leer un libro que me recomendó una amiga sobre la Segunda Guerra Mundial y obviamente me sentí triste desde un inicio.
Es más, le dije a mi esposo en la página 12 que “este libro me va a destruir, ya vi” y tuve que cambiarme a otro que tenía empezado sobre negocios.
Fue ahí donde me di cuenta que la lectura es importante porque también nos obliga a sentir, aunque no queramos. Sé que tengo que retomar el libro porque a) está bueno y b) al final se trata de entender esos triggers que tenemos.
Como diría Andrea Gálvez, sí podemos hacer cosas difíciles, sí podemos leer historias/perspectivas que nos incomodan.
Así que, sin ánimo de obligarlos a leer algo que les aburre o que no les gusta, pasaba por aquí para hablar de todo lo bueno que hay al final de esas emociones incómodas que surgen con ciertas lecturas.
Al final, el storytelling sirve para eso: para ayudarnos a descifrar cómo navegar nuestro mundo con un mejor vocabulario, de paso.
Eso es todo por hoy, nos vemos el próximo miércoles a las 7am hora GT.