Después de binge-watch todas las temporadas de Emily en Paris, puedo llegar a la conclusión que toda la trama gira alrededor de enamorarse de la persona incorrecta.
Ya sea literalmente de la persona o de clientes incorrectos, en el caso de la agencia de Savoir, la serie ejemplifica lo que se gana y lo que se pierde cuando estás más enamorado de ti (de la empresa o de lo que ofreces) que de las personas que van a comprarte.
Lo que ganas: un fling, un comprador de una vez y que te olviden.
Lo que pierdes: la oportunidad de que tu equipo de trabajo y tus clientes se pongan la camisa de tu marca porque se enamoraron de la promesa que les da tu oferta.
Si no estás al tanto de la cultura Pop, Emily in Paris es una serie ligera en donde el personaje principal, Emily, es una estrella de las campañas de mercadeo de Paris. El gancho de la serie es que, o le están trabajando al cliente equivocado o se están enamorado de alguien “prohibido”. Como es un show de Netflix, la trama funciona. Pero en la vida real, todos sabemos que no es sostenible cometer ese error tantas veces.
Lo mismo sucede con las marcas. No hay peor vista que la de meterse a una página web y encontrar el primer texto de golpe con una frase sobre la línea (del ferrocarril, como diría mi esposo), “Nosotros somos…” o “Tenemos…” “nuestro [producto] es el mejor”.
Es un clic instantáneo en la x de mi pantalla para salir corriendo de ahí. Ferrocarril descarrilado.
Este es un claro ejemplo de las empresas que están enamoradas de ellas mismas o de lo que ofrecen. El problema es que, con estas palabras el amor sale por la ventana en un abrir y cerrar de ojos.
Un ejemplo de una marca que está enamorada de la persona correcta, de su alma gemela, es Fenty Beauty. Como estamos todavía en shock del Halftime Show del Superbowl, vamos a seguir con la corriente. Fenty Beauty vino a revolucionar el maquillaje con el simple hecho de ser inclusivo. Al fin hubo maquillaje con suficientes tonalidades para que cualquier persona pudiera usar una base del color de su piel.
Uno pensaría que son básicos de la oferta, pero el mercado se tardó tanto tiempo en ofrecer un rango de colores coherente que cuando Fenty entró, todo el mundo entendió que no estaban considerando a su cliente en un principio.
Hoy, si te metes a la página de Fenty Beauty, lo primero que ves es este texto:
Te invita a revivir la emoción que sentiste al ver a Rihanna en el show
Te hace creer que puedes verte tan bien como se veía Rihanna
Te promete que, si sigues sus pasos, podrás lograr ese look. *As if*
Te hace un llamado a la acción personalizado, corazón flechadísimo.
Como nos pasa a las personas, cuando una marca se enamora de su cliente, se enfoca en lo que siente, en lo que le duele, en lo que lo inspira o en lo que sueña. Es solo cuando finalmente entiendes cómo piensa esa persona a la que le estás hablando que puedes ofrecerle algo que la haga sentir bien.
Al final, todos estamos buscando sentirnos bien.
Si usas textos que le prometan a tu cliente que lo que les vas a vender los va a hacer sentir bien de alguna u otra forma, corazón flechado. Por eso, si estás pasando por un pequeño impasse con tu marca o con tu comunicación de WhatsApp en general, recuerda que lo más importante es entender a quién le estás hablando antes de comenzar a escribir.
De nada sirve que seas el mejor partido si solo se te enfocas en hablar de ti. Yo sé que nos encanta hablar de lo que sucede en nuestra cabeza, pero te prometo que el amor (y los textos) funcionan mejor cuando es de doble vía.
Xoxo