Buenos días, ¡enero! Sin ánimos de sonar shakespeariana tan temprano en el día (y en el año), tengo que confesar que el famoso to be or not to be de Hamlet me atosiga cuando empieza un nuevo año.
Empezar con todo o empezar con nada.
Opciones de cómo empezar un año nuevo siempre hay. Hay quienes arrancan el mes desde el 2 de enero con fuerza absoluta: ejercicio, 5am, rutina, productividad. Y hay quienes se toman un par de semanas para echarle aceite al motor. Todo se vale.
Sin embargo, aunque todo se vale, James Clear dice una y otra vez en sus publicaciones (y aquí, en resumen) que el elemento en común que tiene la gente exitosa es el siguiente: empezar antes de sentirse listo.
¿Cómo así?
Si me espero al 15 de enero para empezar a ir al gimnasio, no me voy a sentir más preparada de lo que me siento hoy. Lo mismo sucede con los negocios, los hobbies o actividades; ¿por qué me tengo que esperar hasta sentirme preparada?
Claro que James Clear después procede a usar ejemplos astronómicos como el caso del billonario de Richard Branson, pero insiste que estas personas “singulares” o “chosen ones” en realidad se eligieron a ellos mismos una y mil veces más y fue esa decisión constante la que los llevó al éxito.
Empezaron con todo y mantuvieron el ritmo.
Como dice en este artículo, “You’re bound to feel uncertain, unprepared, and unqualified…You can plan, delay, and revise all you want, but trust me, what you have now is enough to start”.
Esto aplica a metas simples y realistas, como: aprender las reglas de las tildes, escribir con ambos signos de puntuación (¡!), tratar de evitar el Spanglish…todo se puede.
Hace un par de días subí a mi cuenta de Instagram un par de historias en donde publiqué mi meta del 2023: leer dos libros al año. Algunos pensaron que era “leer dos libros al mes”, seguido de risas cuando corregía el tiempo en el que pretendía leer solo dos libros. Pero fue esa meta ultra realista la que me ayudó a cumplir el objetivo de lectura y además agregarle 7 libros más a la meta inicial.
Haber empezado a leer de nuevo por placer fue un reto en donde las excusas ya no valían. Eran solo dos libros. ¡En un año! ¿Cómo no iba a lograr eso?
Evidentemente, tener las expectativas firmes sobre la tierra me ayudó a escoger ese primer número de libros. Para mi sorpresa, empezar sin motivación y sin ánimos me empujó no solo cumplir mi resolución sino que, cual efecto dominó, a leer muchos más libros de lo que me hubiese imaginado.
“Todos empezamos en el mismo lugar: sin dinero, sin recursos, sin contactos, sin experiencia. La diferencia es que algunas personas - las ganadoras - deciden empezar de todas formas”.
No se trata de motivarse sino de dar el paso hacia adelante a pesar de la falta de inspiración. Esa es la historia que nos tenemos que contar. O al menos con la que yo me identifiqué este enero porque mi “empezar con todo” se ve diferente al de años anteriores.
Este año, empezar con todo significa seguir mi rutina que amo y que, como quienes tienen hijos entre 0-3 años sabrán, no es para los débiles de corazón.
Es hora de empezar con todo, incluso antes de sentirse lista/o para hacerlo.
Nos vemos el próximo miércoles en tu buzón de entrada a las 7am hora GT.
Adoc la lectura de esta semana.
Amo!