Ya conoces a esa voz que habla todo el día en tu cabeza y que no para de contarte la historia de lo que vives momento a momento.
Esa voz interna tiene una sola tarea: tratar de entender lo que sucede a tu alrededor.
Es por eso que mientras narra los eventos que vives y sientes también va dándote un rol a ti, el personaje principal de tu historia.
A veces tu rol es el del héroe/heroína, otras veces puede ser un villano o incluso la víctima. El poder del storytelling, o la habilidad para contar una historia, está en la voz que nos habla día y noche en nuestra mente.
Lo más importante del storytelling es que nos puede impulsar hacia adelante, congelarnos o incluso hacernos retroceder; la clave está en la historia que nos contamos una y otra vez.
Aquí te cuento un ejemplo: de niña me ponía muy nerviosa cuando tenía que dar una presentación en clase y una vez tartamudeé. A partir de ese día, en mi cabeza grabé que “soy malísima para hablar en público.” Conforme pasaron los años, esa historia que me conté solo agravaba los momentos en donde tenía que hablar enfrente de un público.
Me consideré “mala” para hablar en público hasta que en la universidad no me quedó opción más que hacerlo en una clase todos los viernes. Parte del material que estábamos estudiando requería dar una actualización de nuestra investigación semana a semana. Para el final del semestre, mi historia se transformó en “me da igual hablar en público” porque me lo repetí todos los viernes durante meses.
Al re-imaginar las historias y cambiar la narrativa, también cambiamos la percepción que tenemos sobre los personajes que hemos creado en nuestra cabeza.
Así como los hábitos, las historias se van grabando o evolucionando de acuerdo a nuestros objetivos.
Por eso vemos tanto enfoque personal y profesional en el storytelling; al final se trata de cómo contamos nuestra historia para hacer lo que queremos hacer.
Pero, ¿cómo cambiar nuestra historia, de verdad? Te comparto 3 tips para que el storytelling te cambie la vida:
1. Empieza por el final que estás buscando. Las historias tienen principio, desarrollo y desenlace final. Así que piensa en el final que quieres antes de empezar a contar toda tu historia. Por ejemplo, si tu final es ser eficiente en finanzas, empieza por ahí y define tu objetivo.
2. Cuenta los detalles que necesitas para llegar a tu final. La introducción a tu historia puede ser que tuviste una mala experiencia financiera y por eso le huyes a los números. Esa es la introducción a tu historia y es momento de crear un desarrollo en donde tomas los pasos necesarios para volverte eficiente con tus finanzas.
3. Cuenta la historia una y otra vez y cuéntasela a más personas. Entre más repitas tu historia, más fácil será cambiar tu perspectiva. Además, la presión social es una herramienta poderosa para fortalecer cualquier narrativa, así que cuéntales a tus amigos sobre cómo has ido mejorando tus finanzas. Te prometo que, con el tiempo y con la constancia, tu historia te puede transformar.
Ahora que ya sabes cómo empezar a usar el storytelling a tu favor, ¡mándale este artículo a alguien que le pueda funcionar en su vida personal o profesional!