Como el juego de escondite, la creatividad a veces encuentra hasta los rincones más oscuros de la mente para esconderse de uno.
“De uno” siendo la mente consciente que quiere poner la creatividad en práctica.
Hace unos años, mi sobrino - que en ese entonces tenía unos 4-5 años - me contó cómo el personaje de su serie favorita de la tele “saltaba canales” y llegaba a diferentes casas a saludar a sus amigos. A él no le bastaba ver el programa, él después se imaginaba lo que hacía ese personaje cuando no estaba prendida la tele en su casa.
Como todo el mundo dice, “la imaginación de niño” es diferente a la de los adultos. Pero, ¿por qué? No tengo la respuesta concreta, solo una teoría: nos pasamos el día pensando en pendientes, en qué dijo tal persona, en cómo te contestó tu hermano, en el mandado que no has logrado hacer desde diciembre del 2017 y en pensar, pensar, pensar.
A diferencia de mi sobrino, ese tiempo que pasamos pensando, pensando y pensando lo enfocamos en escenarios de la vida real. Tal vez te pasas pensando cómo pudiste haber reaccionado en una situación específica o cómo pudiste haber respondido mejor en una discusión. Tal vez solo no quieres pensar más después de un día largo y solo quieres pasar 2 horas viendo videos en TikTok (culpable).
Cualquiera que sea la razón, la realidad es que dejamos (o al menos yo) poco espacio para imaginar en qué están los personajes de mi serie favorita cuando no estoy viendo el programa. Sin embargo, lo que sí estoy haciendo es pensando en alternativas.
Me refiero a respuestas alternativas cuando pensamos en lo que tal persona debería de hacer, lo que no debería de hacer, lo que hace bien, lo que hace mal, cómo cambiarlo. Lo interesante de la creatividad es que no se queda en la infancia, sino que se va arrastrada por la adolescencia hacia la edad adulta y, como uno, también pasa por su propio proceso de desarrollo. En lugar de usar la creatividad para la ficción, ahora la usamos (la uso) para pensar en “hubieras” o, como diría Marvel, “What If?”
Ahí está la creatividad trabajando a escondidas y manteniendo un perfil bajo.
Sin esa creatividad, te aseguro a que no estarías imaginándote tantos escenarios en la cabeza mientras te pierdes daydreaming o el insomnio no te deja en paz a la hora de descansar. Cuando finalmente le ponemos nombre a esos pensamientos de alternativas, “creatividad mental”, es mucho más fácil adentrarse en el mundo de la escritura creativa.
Me he topado con miles (bueno, varios) “es que no sé escribir” o “no escribo bien”. Casi nadie escribe “bien” a la primera, el objetivo es poner en papel esas alternativas que dan vueltas sin parar en tu cabeza. Cuando las escribes, de forma inconsciente (o muy consciente, depende de tu personalidad) estructuras tus emociones y tus pensamientos. Esto hace que sea más fácil entender lo que está sucediendo con tu mente y así tener una mejor idea de cómo abordar lo que te tiene enganchado.
Y ojo, no necesariamente aplica para tratar alguna angustia. Si, por ejemplo, necesitas ser un poco más creativo en el trabajo, con ideas de juegos con tus hijos o con tu contenido en Instagram, este ejercicio también funciona muy bien.
Te propongo lo siguiente:
Escribe en una lista lo que pasaría si el resultado de algo, cualquier cosa, fuera diferente.
Tal vez quieras pensar en tu Instagram como una máquina de videos virales; escribe cómo se vería eso.
Tal vez quieras dejar de pensar en algo porque te está consumiendo; escribe cómo vivirías sin ese pensamiento.
La escritura creativa te da la oportunidad de escaparte a un mundo alternativo en donde tú decides cómo termina tu historia.
Conforme sigues escribiendo, vas desarrollando a otros personajes con diferentes puntos de vista y con distintas personalidades. Este ejercicio no solo te sirve para tener más empatía en tu día a día sino que también te obliga a ampliar tu vocabulario. Cuando desarrollas personajes, lugares y dinámicas en tu escritura, el mismo ejercicio te fuerza a buscar formas de expresarte que tal vez no sean como tú te expresas normalmente.
Para mí, el efecto de la escritura creativa es como esa escena en Harry Potter and the Goblet of Fire cuando Harry y Dumbledore están en el Pensieve:
Harry: “What is it?”
Albus Dumbledore: This? It is called a Pensieve. I sometimes find, and I am sure you know the feeling, that I simply have too many thoughts and memories crammed into my mind."
Dumbledore entonces procede a “sacarse” de la cabeza un pensamiento y lo mete en este “pensieve”, en donde guarda sus memorias para liberar espacio en su cabeza.
Si eres Potter fan, como yo, seguro sabes de qué estoy hablando. Pero si no, tendrás que ver la película porque no encontré la escena en YouTube.
Pero regresando a la escritura creativa, se trata de eso; de sacar de tu cabeza lo que te tiene pensando, pensando y pensando para tener más claridad sobre lo que pasa por tu mente. Además de lo que te llevas: más imaginación, más empatía, más claridad, mejor vocabulario…
Eso es todo por hoy, nos vemos el próximo miércoles en tu buzón de entrada para más de storytelling y escritura creativa.