Muchos tenemos más de alguna memoria de hacer alfombras de aserrín o de toser un poco con el incienso de las procesiones en Semana Santa. Pero, ¿siempre ha sido así la tradición?
En realidad no, así que hoy vamos a desempolvar esta historia.
Gracias a las fechas, me puse a investigar un poco más sobre las procesiones y las celebraciones que veremos por todos lados en Guatemala (y en algunos lugares de España) en los próximos días.
Resulta que, según Fermín Labarga, un profesor de historia de la Iglesia en la Universidad de Navarra, las procesiones empezaron alrededor del siglo XVI con un Via Crucis que imitaba el dolor de Cristo en la cruz.
Pero hay más de fondo, como era de esperarse.
Alrededor de esta época fue cuando Martín Lutero impulsó la Reforma protestante que generó división política, social y religiosa por toda Europa. De este movimiento surgieron muchísimas Iglesias protestantes y, ¿adivinen a quién no le pareció?
A la Iglesia católica.
Se vieron “amenazados” por la Reforma de Martin Lutero, así que les pidieron a sus creyentes “exteriorizar la fe” con imágenes de su religión. Aquí fue donde las procesiones se convirtieron en un pilar de los católicos, sobre todo en la península ibérica en donde la monarquía se había establecido como los protectores de la fe católica.
Conforme fue pasando el tiempo, las procesiones evolucionaron. Por ejemplo, Carlos III les prohibió a los participantes que se auto flagelaran (menos mal) en el siglo XVIII. Para el siglo XIX, la banda de música se unió a la tradición.
Ahora, como esto fue en España, podemos asumir que la costumbre se vino en barco a Guatemala y pues bueno, el resto es historia.
Como sé que ya estamos de feriado, con este dato histórico terminamos la nota de hoy. Nos vemos el próximo miércoles un poco más descansados a las 7am hora GT.