Hace un tiempo una amiga me pidió liderar una clase de journaling. Como por inercia, dije que sí. Solo había un (gran) problema: yo no hago journaling.
Me encanta que escribir en un cuaderno a lo querido diario se haya convertido en un amuleto más de la industria del wellness. No es crítica, es que es algo que muchos hicieron (hacíamos) de chiquitos y dejaron de hacerlo porque no era cool. Con el re-branding que le dieron con el término de “journaling”, eso cambió.
Pero me voy por la tangente.
Me pasé una semana dándole vueltas al reto de dar una clase sobre cómo escribir para sanar y cuando finalmente descifré qué tenía que hacer llamé a mi amiga de vuelta: “no puedo dar esta clase” fue mi respuesta.
Mi versión de journaling, lo que me da harta claridad mental, es escribir en un cuaderno todos mis pendientes de la semana. El nivel de tranquilidad que me da ir tachando las tareas que termino día a día es verdadero placer.
Esa es mi definición de salud mental.
Pero estoy segura que no es ninguna epifanía para las personas que quieren otro tipo de journaling.
Mi amiga se rió y me agradeció por ser honesta y ahí quedó el asunto. Unos meses más tarde, sin embargo, me llamó una firma de arquitectos pidiendo textos para su página web.
De nuevo, mi respuesta fue “claro que sí.”
En este caso, empezamos a trabajar desde cero. No había página web y me dieron rienda libre para proponer estructura de la página, textos, voz, creatividad. Otro verdadero placer.
Conforme avanzábamos, me fui topando con un comentario en común entre los arquitectos: “es que en mi cabeza está claro el proceso pero los clientes se confunden”.
Solo fue cuestión de poner en palabras ese proceso “obvio” y se le iluminó la cara al equipo que llevaba años (sí, años) frustrado por ese impasse con sus clientes.
Escribir su página web no solo fue una excelente experiencia para mí sino que además les dio la claridad que necesitaban para que sus procesos fueran más eficientes y fáciles con sus clientes.
Como el journaling, escribir fue la solución para sanar ese dolor que tenían en su negocio.
Funciona.
Aunque no escriba para meditar o sanar algo personal, sí es cierto que poner las cosas sobre el papel ayuda (muchísimo) a darle sentido a lo que está haciendo ruido en la cabeza.
No es por nada que tiene tantos seguidores el journaling, de plano que funciona.
Eso es todo por hoy, nos vemos el próximo miércoles a las 7am hora GT.