En mi agenda tenía programado escribir sobre la historia del origen del Día de San Valentin. Para los que conocen la historia saben que en realidad se trata de un cuento oscuro que antes se conocía como Lupercalia en la Antigua Roma. Nada que ver con Cupido.
Pero cuando seguí leyendo más sobre el Día del Cariño me topé con varias leyendas. Aunque hay diferentes versiones atribuyéndole el nombre del día a un par de santos, hay una en particular que aparenta ser la más popular.
Resulta que en la Antigua Roma existía un padre, San Valentín, que casaba a los soldados a escondidas para evitar que se fueran a la guerra. De acuerdo con un decreto del emperador romano, Claudio II, los hombres casados no iban a la guerra porque no eran “buenos soldados”. Dicen que este San Valentín usaba un anillo con Cupido, el símbolo del amor, para que los soldados pudieran reconocerlo y pedirle que los casara (y así evitar ir a la guerra).
Otros dicen que además del anillo de Cupido también regalaba corazones de papel para recordarles a los cristianos del amor a Dios. Gracias a esta leyenda, San Valentín se convirtió en el santo del amor. Sin embargo, esta historia solo fue la base para la celebración que conocemos hoy.
Lo que realmente “ató cabos” entre San Valentín y la conmemoración del Día del Cariño fue un poema por el autor medieval, Geoffrey Chaucer, en 1375. Este poema procedió a convertirse en la celebración “moderna” del 14 de febrero.
Me parece un abuso decirle moderno a algo que sucedió en el siglo 12, pero aquí estamos.
Chaucer vivió en la época del amor de cortejo y en donde las declaraciones románticas en realidad eran a través de poemas, canciones o pinturas. No ha cambiado tanto la cosa. Esto es importante porque para finales del siglo 15, tres siglos más tarde, la palabra “valentín” ya se usaba para describir a los amantes.
Así, con el tiempo, la celebración fue evolucionando hasta que a mediados del siglo 19 se produjeron tarjetas de San Valentín en cantidades masivas.
A star is born.
Cuando empecé a escarbar sobre la historia de la fecha, nunca imaginé que me iba a topar con tantos detalles con efecto dominó. Como lección de storytelling: el origen (de la marca, de relaciones, de negocio, de lo que sea) no necesariamente dicta el desenlace de una historia. La clave está en esos elementos que desencadenan plot twists a lo largo del camino.
La historia siempre puede cambiar.
Eso es todo por hoy, espero que celebren el día del amor y de la amistad con sus seres queridos. Nos vemos el otro miércoles a las 7am hora GT.