#28 Cómo hablar de lo que haces
Para que valga la pena la pregunta tediosa de, “¿y tú qué haces?”
Llegamos a la edición número 28 de La Tintorera y como estamos tan cerca de las 30 publicaciones me pareció que era momento de empezar a numerar cada entrada del blog.
Anuncios parroquiales a un lado, hablemos de la pregunta aburridísima de siempre, ¿qué haces?
Como en más de una ocasión he oído a mis amigos y familiares reprochar la pregunta, se me ocurrió jalar los principios del storytelling para que nuestra historia suene más interesante.
Estaba haciendo investigación para una marca de productos para la casa cuando, inevitablemente, terminé en Ikea. Entré a la página web y lo primero que leí fue, “¿Dónde habré puesto las gafas?” Por supuesto que están promoviendo sus ganchos y colgadores de pared para organizar lo que siempre perdemos en la casa, pero la frase de entrada hizo que pensara “yo siempre pierdo mi celular adentro de mi propia casa”.
Ikea es uno de esos ejemplos de storytelling que me encantan porque encuentran la manera de conectar con su audiencia con historias que van más allá de muebles. En lugar de vender un gancho, venden la solución y lo relacionan con situaciones que ocurren a diario en todas las casas (o por lo menos en la mía).
Lo mismo sucede cuando hablamos de nuestras profesiones. Te pongo un ejemplo: uno de mis amigos trabaja en una cadena de tiendas de conveniencia. El trabajo en sí puede ser una maravilla, pero decir que trabajas en una cadena de tiendas de conveniencia es aburrido hasta cuando lo escribo. Ahora bien, si en lugar de decir de forma literal lo que hace, dijera, “me dedico a darle un oasis a las personas atoradas en el tráfico de Guatemala”.
¿Exagerado? Sí. ¿Causaría tema de conversación? De plano que sí. Aunque parezca dramático, la realidad es que la tienda de conveniencia le soluciona la vida a las víctimas del tráfico en las calles de la ciudad. Ya sea para comprar algo de última hora o para pasar el hambre después de horas en el carro, la tienda de conveniencia puede llegar a ser la luz al final de un túnel.
Pero eso solo lo sabe la persona que trabaja ahí.
Otro ejemplo que se me viene a la cabeza es el del contador. Durante años, la famosa profesión de la contabilidad se ha visto bajo el escrutinio social por su falta de creatividad. Sin embargo, a mí me cambió la percepción de la carrera cuando en una clase de mi maestría la catedrática dijo que la profesión sufría demasiado con tanta creatividad en los estados de resultados.
Algunos nos reímos con el comentario y otros no.
También se hizo viral en TikTok en la pandemia el audio que decía “di que eres contador” para evitar entrar en detalles sobre profesiones de “dudosa reputación”. El audio se hizo viral ya que
“nadie le hace más preguntas a una persona que dice que es contador” porque “no hay nada más que preguntar”.
Aunque también me dio risa esa tendencia, volví a pensar en el comentario de mi catedrática. Si regresamos al storytelling, cualquier contador/a podría decir que se dedica a hacerle la vida más fácil a todas las personas que quieren un orden financiero. Esta frase cumple con un mensaje simple, con el que muchos se pueden identificar y está enfocado en la solución que ofrece, no en su título de profesional.
Así como funciona para marcas comerciales, el storytelling puede ser una herramienta poderosa para hacerte más interesante en situaciones en donde tengas que lucirte. También te puede ayudar en esos eventos familiares en los que te ven con cara en blanco cuando dices que te dedicas “al copywriting”; “escribo textos para marcas que quieren contar una historia” me da menos expresiones confundidas.
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Nos vemos la próxima semana en tu buzón de entrada.