#142: Esto lo aprendí de los dragones
Resulta que la ficción juega un rol clave en la creatividad
Le tardó a mi amiga un par de semanas convencerme de leer Fourth Wing, la novela viral de Rebecca Yarros. De niña fui fan de las series de fantasía como Harry Potter, Lord of the Rings, Marvel, Twilight (obvio, soy Millennial) pero después de secundaria no volví a ponerle atención a ese tipo libros.
Como dijo mi hermano hace poco, “y eso que siento que no fui geek”. Obviamente sí fui (soy), ninguna de mis amigas entendería si les digo, “Avengers, assemble”. Tal vez una, máximo.
El asunto es que entre thrillers, misterios y reflexiones literarias ni siquiera se me había ocurrido empezar a pensar en fantasía como una opción de lectura. Pero fue tanta la insistencia de mi amiga (con la cual comparto gustos literarios) que dije OK.
En cuanto abrí el libro, me apareció un mapa y mi cerebro se puso en blanco. Me rehusé a ver Game of Thrones por años porque solo de pensar en mapas y un millón de personajes mi mente se apagaba como switch en automático. Eventualmente paré viendo la serie y vi las siete temporadas de corrido; fue horrible y excelente al mismo tiempo.
Así que seguí con el mapa, “haciéndole ganas” a la lectura y obligando a mi cabeza a funcionar.
Para mi sorpresa, empezaron a pasar las páginas mucho más rápido de lo que creía. Los capítulos se acababan como si estuviera leyendo un cuento de niños (ni por asomo es un cuento infantil) y eso que cuando vi que eran 500+ páginas pensé que me iba a tardar años en terminarlo.
Estaba equivocada; lo terminé en una semana. ¡Una!
El segundo libro de la serie en seis días y el tercero en cinco; una locura.
Mi amiga estaba igual de enganchada que yo y conforme empecé a hablar del tema con más personas me di cuenta que había todo un culto detrás de este tipo de novelas de un género literario que se llama romantasy.
En BookTok lo describen como “guilty pleasure”, pero según Adam Grant que este tipo de lecturas son clave para impulsar la creatividad. Resulta que hay estudios que demuestran que la ficción (sin importar el tipo) ayuda muchísimo más a entender las emociones, los pensamientos y los comportamientos de los demás.
Esto hace que nos volvamos más empáticos y que podamos entender mejor a las personas.
Cuando leemos este tipo de libros, nos convertimos en los personajes. Pensamos como ellos, imaginamos como ellos, sentimos como ellos. A diferencia de ver a Harry Potter en la tele, a través del libro somos el personaje y nos ponemos en sus zapatos.
Como resultado, la lectura nos obliga a pensar en perspectivas diferentes a las nuestras y a encontrar soluciones a problemas que quizás nunca nos hubiéramos imaginado.
La historia de Fourth Wing fue a finales de abril. Fast forward a hoy y ya voy por la tercera serie de fantasía, tengo nuevas amistades de lectura y he convencido a más personas de unirse al “culto”.
Aunque no estaba segura de este tipo de lecturas hace un mes y pico, lo cierto es que sí he sentido que hago mejores analogías, que describo con un vocabulario más descriptivo y que pienso en mi redacción con muchísimas más posibilidades a la hora de crear imágenes mentales y storytelling.
Como plus de estos libros, los arcos narrativos hacen que sintamos todo tipo de emociones, que naveguemos el desarrollo de personajes de un extremo a otro y que nos quedemos con un vacío profundo cuando se terminan las novelas porque el mundo que acabamos de vivir a través de los ojos de sus narradores es fuera de serie.
Así que, si estaban a punto de caer con la lectura de ficción o fantasía, esta es la señal para hacerlo ya.
Esto es todo por hoy, nos vemos el próximo miércoles a las 7am hora GT.
AMAMOS FOURTHWING