Mi peor pesadilla en el mundo corporativo era recibir una invitación de calendario para una reunión de 2-3 horas (que siempre, sin falta alguna, se atrasaba y paraba durando un día entero que se sentía como una vida) en donde todos los equipos iban a presentar algo.
Claro que es importante presentar estrategia, plan de acción, presupuesto, objetivos y metas. Mi problema era (y sigue siendo) el cómo, no tanto el qué.
Perdí la cuenta de cuántas veces vi a los bostezos y al scrolling tomar posesión de una sala de sesiones. Ni hablar de los relojes inteligentes que no dejan de sacar lucesita porque hay mil y un WhatsApps entrando al mismo tiempo.
La realidad es que entre las horas de presentaciones, la capacidad limitada de atención y la híper-conectividad hacían que las presentaciones perdieran el impacto que querían transmitir.
Según este artículo, la capacidad de atención promedio en una reunión es de 10-18 minutos. Si me tocaba presentar a medio día o de último en la tarde, los chances de no tener el cien por ciento de la atención eran altísimos.
Lo más irritante era que yo también caía presa de los bostezos o de las ganas de ver un mensaje nuevo en la computadora cuando estaba del otro lado de la mesa. Es más, hasta me tenía que parar de vez en cuando cuando los párpados empezaban a pesar más que mi cabeza.
Con los años, varios de mis clientes me contaron de los túmulos que sentían a la hora de tener presentaciones de venta o reuniones generales con sus propios clientes.
Así que me puse a investigar un poco del tema y resulta que no es tan ciencia espacial como pensaba. La clave es el storytelling, obvio.
Como estamos cableados para historias rápidas y efectivas gracias a las redes sociales, aprendí que los ganchos (hooks) son necesarios, que los cambios visuales son esenciales y que la dinámica tiene que involucrar a la audiencia, tiene que.
De ese descubrimiento nacieron los talleres de storytelling de Redactiva, pero aquí podemos dejar una guía de lo que resalto cada vez que me reúno con equipos empresariales para hacer sus presentaciones de trabajo/ventas mucho más entretenidas y con mayor impacto:
El gancho - abrir la presentación con una cita, una pregunta o una anécdota personal. Esto hace que la audiencia se relaje y quiera saber hacia dónde va esta “mini historia” con el resto del contenido de la presentación.
El arco narrativo - dependiendo del tema de la presentación, se puede usar un arco narrativo clásico de “lo que es" vs. “lo que puede ser” en donde se muestra el punto A como la realidad y el punto B como la meta o la utopía. Esto ayuda a dar una idea clara del propósito de la reunión.
La resolución - la parte favorita; quién va a ser el héroe de la historia que va a conseguir ejecutar el plan maestro que los va a llevar del punto A al punto B (usualmente es el equipo presentando o el proveedor convenciendo al cliente de comprarles a ellos).
Para evitar aún más los bostezos y el scrolling y el Apple Watch sacando luz, también recomiendo incluir más anécdotas cortas, frases o hasta referencias a películas o eventos de la cultura Pop que puedan agregarle dinamismo a la presentación.
Puntos extra si las anécdotas involucran a los participantes de la audiencia. Como por ejemplo, “así como a Irene la convencieron de leer libros de fantasía este año y su vida le cambió, así de drástico va a ser el cambio en [insertar resolución empresarial]”.
Aunque suene como cuando la maestra en el colegio nos llamaba por nombre para responder su pregunta sabiendo que no estábamos poniendo atención, lo bueno es que funciona muy bien para mantener los ojos de la audiencia en la presentación y no tanto en sus pantallas.
Esto es todo por hoy, nos vemos el próximo miércoles a las 7am hora GT.