Hace poco escuché a alguien decir, “¿cómo una canción puede ser tan triste y sentirse tan linda al mismo tiempo?”
La respuesta: tiene ciencia su storytelling.
Me puse a investigar y resulta que existe el término “pleasurable sadness” en el mundo científico. Esto significa que mis amigas y yo escuchando Antología y llorando a los 15 años no estábamos siendo ridículas; estábamos viviendo un sentimiento universal.
(Con un poco de ridiculez).
Según los estudios, este tipo de música nos ayuda a experimentar los beneficios de la tristeza (porque sí tiene) sin tener que pasar por el sentimiento de pérdida que por lo general acompaña la tristeza.
Empatía, conexión y regulación emocional son solo algunos de los “beneficios” que nos dan estas canciones tristes y lindas.
Las canciones tristes usan elementos musicales específicos para que el sentimiento que quieren evocar funcione. Por ejemplo, usan una clave menor, pronuncian frases más lento, tienen un tempo que va despacio y hasta pueden incluir más de algún suspiro.
Esta combinación de sonidos ayudan a que se sienta el sentimiento antes que la letra. Es decir, la historia pasa a segundo plano y la forma en la que se cuenta toma protagonismo.
En películas, por ejemplo, la música también sirve para darnos una guía de cómo debemos sentirnos antes, durante y después de una escena. Nada como ver una película de suspenso y que la música nos tenga con el corazón en la garganta antes del gran descubrimiento.
Aunque sí es importante tener una historia coherente, a veces impacta más cómo se cuenta (con todo y efectos especiales) que la historia como tal. En otras palabras, la historia no tiene que ser excelente para que sea buena, pero sus efectos especiales o de acompañamiento sí tienen que serlo para que funcione.
Eso es todo por hoy, nos vemos el próximo miércoles a las 7am hora GT.