#117: La gratitud pero versión práctica
Y las demás razones no convencionales por las que me gusta agradecer
En los últimos años hemos visto “la revolución de la gratitud” y cómo el concepto, la palabra y la práctica pasaron de ser un acto “normal” a una industria.
Cuadernos, meditación, ceremonias, eventos. Las oportunidades de monetizar la gratitud siguen expandiéndose porque usan evidencia psicológica para vender todos los beneficios que tiene dar las gracias.
Pero hoy no voy a hablar de esos beneficios aquí.
Lo que me llama la atención del movimiento de gratitud es su storytelling. No sé ustedes pero cuando pienso en la palabra “gratitud” se me viene a la mente una ceremonia con hierbas y flores y personas sonriendo en silencio.
Que…sí.
Pero por otro lado también pienso que, conforme pasan los años, cada vez más me encuentro agradeciendo por cosas que antes daba por sentado. Así que, ya que estamos en modo Thanksgiving, aprovecho a enumerarlas:
El calendario de Gmail: ¿qué haría sin los recordatorios de reuniones, citas, almuerzos, eventos? Nada, eso haría. Sin duda no iría a nada porque no me acordaría.
Mi “village”: las personas que me ayudan a mantener una vida balanceada entre hijos, salud, cuidado personal, carrera. ¡Ángeles! Son ángeles en esta Tierra, de eso estoy convencida.
La rutina: por años pensé que mi mamá exageraba siendo estricta con la rutina pero hoy hay pocas cosas que me gusten tanto como tener un horario predecible. La rutina es la verdadera libertad y que cualquiera que me quiera debatir lo haga porque I’ll die on that hill.
Hacer ejercicio: si no logro hacer ejercicio por X o Y razón, el día no funciona igual. Por años iba y venía con mi rutina de ejercicio hasta que finalmente se volvió hábito y ahora agradezco todos los días por poder mover mi cuerpo. Es más por salud mental que otra cosa, ese es el verdadero secreto.
Mi edad: uy, qué miedo envejecer. O…¿no? Agradezco que los años me han dejado entender quién soy, quién definitivamente no soy y lo poco que me importa lo que no tiene que ver conmigo. ¡Bendición!
Además de familia, salud y casa (que, wow, mega agradecida), podría seguir con la lista e incluir a un esposo que se encarga de mi hija para que yo duerma, el café marca Isabel en las mañanas, mi perro que solo me quiere a ratos (not-so-fun fact: no siempre es recíproco el amor aunque yo quiera creer que sí), etc.
Lo que creo que es que la historia de gratitud se puede tergiversar un poco cuando se hace tan espiritual, tan fuera de alcance.
Al agradecer por cosas del “día a día”, la historia de la gratitud se vuelve mucho más fácil de digerir y por lo tanto, fácil de poner en práctica.
Eso es todo por hoy, nos vemos el próximo miércoles a las 7am hora GT.