Hace poco leí este newsletter de Jon Haidt (psicólogo y experto en negocios) en donde le hace un llamado a los emprendedores para que se enfoquen en “regresarles la infancia a los niños y los adolescentes”.
¿Cómo así?
Luego de ser profesor en la Universidad de Virginia (en psicología) y en NYU-Stern (negocios), su trabajo ha estado enfocado en la niñez, la crianza y los efectos negativos de la híper conectividad.
Es decir, odia las redes sociales.
No lo culpo, él tiene toda la evidencia del daño que le hacen a los niños y a los adolescentes en sus años de formación.
Pero ese tema a un lado, lo que me gustó de este boletín es que menciona lugares físicos. Dice que en los años 80s habían 4 millones de niños en los Boy Scouts y ahora solo hay un millón. Los clubes de adolescentes han ido decayendo y los fondos que se les daban a esas organizaciones en el primer mundo han preferido enfocar sus esfuerzos en la era digital porque vende más.
En fin, todo este preámbulo para regresar al hockey.
Crecí escuchando a mi mamá y a sus amigas contar historias de sus tardes en el hockey, de cuando conocieron a fulano, que se hicieron íntimas de adolescentes de otros colegios, etc.
Para la generación de mi mamá, el hockey y el patinaje eran lugares de encuentro con supervisión limitada (escasa) en donde se podían juntar los preadolescentes o los adolescentes más grandes.
Justo lo que menciona Jon Haidt.
Esos lugares de encuentro, hang out places, son cada vez menos y los únicos espacios físicos en donde se pueden juntar los jóvenes son en fiestas o eventos en donde los celulares son los personajes principales.
“En mi época” estaban los centros comerciales como La Pradera o los lugares deportivos como Futeca, que todavía juega un rol importante en la vida de los niños según las historias que oigo de mis sobrinos.
Con mis amigas todavía hablamos de ciertos partidos de Futeca, por ejemplo. “Cuando la Mishel metió el gol…”.
Algo así como mi mamá habla del hockey, solo que éramos más niñas cuando íbamos a los partidos de fut.
Lo que estos espacios tienen en común es el factor cool para atraer a jóvenes y motivarlos a pasar un tiempo en el presente sin estar conectados. Como aquí hablamos de storytelling, me dio curiosidad pensar en las opciones que existen ahora para que los adolescentes puedan disfrutar un rato y olvidarse de su celular. Si existen (porque no los conozco) me encantaría evaluar cómo le venden su historia a este segmento tan específico y los convencen de dejar a un lado las redes sociales.
No sé los jóvenes, pero a mí me parecería cool ser parte de un “club” o algo similar en donde “tenías que estar ahí para saberlo” porque no hay rastro digital de lo que pasó, solo historias.
Eso es todo por hoy, nos vemos el próximo miércoles a las 7am hora GT.