Los que me conocen sabrán que no soy una persona extrovertida. En la teoría de Golden Retriever vs Black Cat, siempre me identifiqué con los gatos negros. Pero, maternidad de por medio, ahora soy la más entusiasta por comprar flores pink, por decorar para Navidad, por celebrar el fiambre, por ver fuegos artificiales.
Odio los fuegos artificiales.
La realidad es que conforme vamos creciendo vamos aprendiendo que el día se vive con la emoción (o la falta de) que le pongamos.
Hace poco tuve esta conversación con mi esposo en donde le dije que ya me lo tomaba como una “buena señal del universo” cuando se me atravesaba un carro haciendo tráfico porque seguro me estaban librando de algún accidente.
O que, si personas cercanas a nosotros tomaban decisiones con las que no estábamos de acuerdo que seguro era una manera de la vida de protegernos de algo más.
Su respuesta fue tan parca como me lo esperaba porque nunca he sido fanática del movimiento “si se lo pido al universo me lo da”. Pero pude defender mi manera de pensar con, “es que si no pensas así, al final del día queres somatar una pared”.
Sin lugar a dudas, black cat.
Crecí considerando (siempre) el peor escenario y tal vez por eso era (¿soy?) un gato negro. Pero últimamente he usado la emoción positiva para derribar esos pensamientos invasivos y pensando, “plot twist, va a pasar el mejor escenario posible”.
Al final, de forma inconsciente es lo que he hecho con mi hija, por ejemplo. Cuando empezó a ir al cole yo me escuché sobre emocionada en el carro hablando hasta por los codos y repitiendo infinitas veces que “¡QUÉ EMOCIÓN IR AL COLE A APRENDER COSAS NUEVAS Y A HACER AMIGOS!”
Cuando el primer día de cole me ponía nerviosa.
O cuando aprendió a lavarse las manos solita y me encontré pegando de gritos de forma dramática porque “WOW, ¡LO LOGRASTE TÚ SOLITA!”
Ni hablar de cuando regresa de clases con stickers o cuando pide perdón o cuando salimos a pasear a ver casas decoradas de Halloween.
Gracias a esos signos de exclamación en actividades excesivamente rutinarias puedo confirmar que he estado yéndome al “dark side” de los Golden Retrievers.
Y aprovechando que ya viene Halloween, fiambre, Thanksgiving, convivios, bodas, Navidad, Año Nuevo…¿qué mejor momento para ponerle emoción exagerada a la rutina? Suena demente, sí, pero confirmo que funciona para pasar los días más contentos.
Eso es todo por hoy, nos vemos el próximo miércoles a las 7am hora GT.