El otoño es una temporada cuasi invisible en Guatemala porque en vez de hojas en el piso tenemos drenajes rebalsados en las calles. Pero bueno, eso no quita que podamos pasar a la San Martín comprando pie de calabaza o a cualquier café por un Pumpkin Spice Latte. En ese entusiasmo entro yo.
Estudié cuatro años en Vermont, tal vez el paraíso de Fall season en EEUU, y no lo aprecié como lo apreciaría ahorita. Ah, la inmadurez de la juventud nunca falla.
Pero en los últimos años, el calendario marca 16 de septiembre y me despido del pie de rellenito para empezar a pensar en calabazas. Lo peor de todo es que no crecí pensando en otoño porque lógicamente no muy existe en Guatemala; el otoño se ha convertido en un estado mental.
Aunque también hay que darle crédito a las redes sociales por pintar a la época como “deliciosa” con aires más fríos y abrigos y botas, lo cierto es que aquí solo podemos decir que nos imaginamos el otoño.
Y bueno, con eso me conformo.
Esa historia de pasar las tardes (que en realidad anochece entre 4:30-5pm en Vermont, gravísimo), viendo películas de los 90s, de magia o de Halloween es todo lo que quiero hacer.
Que mi casa esté inundada de movimiento con una toddler de alta energía, que trabaje y que organice la vida para recibir a un bebé nuevo en un mes no me distraen lo suficiente para dejar de pensar en hacer una maratón de Harry Potter con algo (¡lo que sea!) de pumpkin en mi mano.
Por obvias razones, esa maratón en Hogwarts no ha pasado, pero la intención está ahí.
Cuento todo esto porque haciendo un poco de investigación entendí que no solo soy yo la aficionada de este estado mental. Resulta que hay psicología con data detrás que confirma lo que me sospechaba: hay varias razones por las cuales tanta gente ama Fall.
La primera es que es un punto de referencia temporal, un landmark. Esto significa que funciona como un período de tiempo que separa el “verano” del fin de año y por lo tanto nos ayuda a cumplir metas y tener una perspectiva fresca sobre nuestros planes entre septiembre y diciembre.
La segunda es que con el ciclo americano aprendemos desde niños que en esta temporada toca conocer a gente nueva, ir a clases nuevas, empezar deportes nuevos. Esa asociación de novedad y motivación se queda con nosotros incluso de adultos, según Ronit Levy, PsD.
Esa asociación también se puede aplicar al ciclo escolar guatemalteco porque es el final de una etapa cuando se terminan la clases y viene el “invierno”.
En fin, le podemos poner mil razones al estado mental de otoño pero la que más me gusta a mí es la que lleva el storytelling de Fall season, best season.
Entre Pinterest, las series que resaltan la temporada, Instagram y Tiktok, la historia es la que nos tiene enganchados a todos (bueno, a mí y a uno de mis grupos favoritos de WhatsApp que se llama “Mad Women”).
Así que, para terminar La Tintorera de hoy, le damos oficialmente la bienvenida a octubre con ganas de más calabazas, brujas, dulces y maratones de Harry Potter.
Eso es todo por hoy, nos vemos el próximo miércoles a las 7am hora Gt.