Si los clósets hablaran, el dicho, “no tengo nada qué ponerme”, estaría grabado de forma permanente en todas las gavetas. Hace poco hablamos con una amiga sobre el trabajo de estilista y nos dimos cuenta que había un gran storytelling detrás de ese esfuerzo.
Como dirían los tiktokers, hear me out.
Esta amiga de la que estoy hablando siempre (¡siempre!) va vestida impecable a todos lados. No importa si va al súper o a una cena de gala, invariablemente para recibiendo cumplidos por su outfit. Como cualquier mortal sabrá, eso no es cosa fácil.
Tener esa coherencia de estilo y esa constancia de “buen vestir” requiere pensamiento, imaginación y storytelling.
Esta amiga piensa en la ubicación, el contexto, el clima y su humor para elegir un atuendo que refleje la historia de quién es. Nada de “lo primero que encontré”.
Sé que no siempre es factible tener ese tiempo de planificación, pero la maravilla de estar consciente de la expresión a través de la ropa es que conforme se hace de manera constante se va volviendo más fácil (y más factible) aplicarlo.
Pero, ¿cómo más fácil? Esto era lo que yo no entendía hasta que me explicó:
Cuando se define un estilo, la ropa deja de ser complicada porque se tienen en mente paletas de colores, accesorios y “fórmulas”. Al final, un jeans con una t-shirt blanca puede ser un outfit “chic” con los accesorios adecuados.
Nada de ciencia extrema.
Parte de la maravilla de definir esa historia que queremos contar con la ropa es que también nos obliga a sacar todas las prendas que no tienen coherencia con ese storytelling. Es decir, es hora de sacar los pantalones que compraste en el 2009 que, por alguna extraña razón, te siguen quedando.
En varias ocasiones me he topado con videos virales en redes sociales de “capsule wardrobes” y, aunque sí tienen sentido, cuesta muchísimo ponerlo en práctica. Estos “clósets cápsula” incentivan tener pocas prendas pero con mucho uso. Por ejemplo, nos enseñan a sacar varios outfits con un par de camisas, pantalones, chaquetas y zapatos.
Pero entonces, ¿cuál es el tiro?
De nuevo, los accesorios.
Lo que esta amiga decía era que no se necesita gastar millonadas para verse diferente, coherente y consistente, sino que solo se necesita un poco de creatividad.
Así como con las historias, los elementos más importantes para crear/encontrar un estilo son los básicos, las capas y los detalles que le agregan autenticidad al atuendo.
Si los ponemos en paralelo, se ve algo así:
Historia + entretenimiento + voz única = storytelling.
Básicos + suéteres/chaquetas + accesorios = outfit.
Más allá del papel en blanco y la tinta, el storytelling se puede aplicar a los aspectos de la vida que queramos. Gracias a esa conversación, limpié mi clóset como nunca lo había hecho y empecé a enfocarme en conseguir prendas que pueda usar de diferentes formas y consistentemente; que pueda sacarles el jugo.
Al hacer esto, me di cuenta que es posible adaptarse a cambios físicos (¡hola embarazos!), tendencias y gustos sin tener que cambiar por completo el clóset.
Si alguien más es fan de los temas de outfits, capsule wardrobes y demás, me encantará escuchar su opinión en los comentarios o contestando al correo.
Eso es todo por hoy, nos vemos el próximo miércoles a las 7am hora GT.
P.d. Esta es la publicación número 100 de La Tintorera y ahora se reciben más de mil visitas mensuales a este espacio dedicado a las historias. ¡Infinitas gracias por leer y compartir! Si te gusta lo que lees aquí, por favor mándale este boletín a alguien que quiera recibir 2-3 minutos de storytelling a la semana.
Me encantó el concepto de Wardrobe, hace tiempo leí que por cada prenda nueva que compres regales o dones 2 y es algo que aplico para reciclar mi clóset.